¿Qué se necesita para ser uno mismo? Realmente… nada. ¡Pues es algo imposible no ser uno mismo! Todo el tiempo estás siendo tú mismo. Constantemente estás siendo quien eres. Y no existe ningún momento en el que dejes de SER, en el que dejes de existir, en el cual dejes de ser Vida en estado puro. El único problema aquí, y no es más que una falsa apariencia, es creer que eres algo distinto a lo que realmente eres. Creer que a parte de tu mera existencia intemporal, perfecta y plena, existe algo limitado, carente e imperfecto con lo que tú te identificas y cuya existencia, cuya vida puede verse amenazada en cualquier instante.
Si crees con vehemencia que te falta algo o que te puede faltar algo, sea plenitud, felicidad, paz, amor, abundancia, fuerza, energía o la vida misma, experimentarás los efectos de esos pensamientos o creencias, no en un futuro, sino de forma inmediata. Y no necesariamente a nivel externo, sino internamente. Sentirás la aparente ausencia de ese estado o de aquello que crees que te falta: amor, paz, felicidad, abundancia, etc.
A esto es a lo que llamamos miedo. Miedo a no ser feliz, a que el amor se vaya, a que la paz desaparezca, a que la abundancia se torne en carencia, etc. Y todo miedo es, en última instancia, miedo a la muerte, a dejar de existir. Es esa idea repetitiva y que parece adoptar muchas formas, contextos y circunstancias en nuestra mente, de que en cualquier momento podríamos dejar de existir, de estar vivos. De que la VIDA podría “morir”.
Ahora bien, ¿qué ocurre si, cuando sientes miedo o cualquier otra emoción, simplemente tomas consciencia de lo que sientes y de lo que piensas, y aprovechas para tomar consciencia de que al mismo tiempo sigues existiendo, parándote a ser consciente y a sentir tu propia existencia? ¿Acaso en algún momento, mientras fantaseabas con la posibilidad de “morir”, de que algo te falte, de dejar de existir, dejaste realmente de estar vivo? “Pienso, luego existo”. Me paro a tomar consciencia de que estoy pensando y de que al mismo tiempo sigo existiendo, sigo vivo. Me abro a sentir mi EXISTENCIA. Me abro a seguir sintiendo lo que soy y quien soy realmente, en estado puro, detrás de todos mis pensamientos, emociones y creencias. Me permito volver a estar presente y a sentir mi PRESENCIA. “Siento… ¡luego existo!”
Si “Ser o no ser” es la cuestión y el problema que nos planteamos una y otra vez, pero si nunca podemos dejar de Ser y de existir, por mucho que fantaseemos sobre ello, entonces SER es siempre la solución y la respuesta a dicha cuestión. Sigue sintiéndote. Sigue sintiendo que eres, quien eres y lo que eres. Y descubrirás que siempre eres esa Consciencia Pura, ese Ser, esa Presencia, en la cual el Amor, la Paz, la Felicidad y la Plenitud nunca han dejado ni dejan de existir. ¡Incluso cuando fantaseas sobre la posible ausencia de esos estados, están presentes en tu consciencia, pues los piensas! Tan sólo es cuestión de pararte y abrirte a sentirlos, mientras piensas en ellos.
El miedo a la muerte, la ausencia o la carencia es una ilusión, una fantasía. Siempre estamos vivos, plenos y perfectos. Siempre SOMOS.
Artículo publicado en la Revista VERDEMENTE de Septiembre de 2014, Madrid.