No tienes que hacer nada. No necesitas hacer nada para Ser quien eres. Todo cuanto has sido, eres y puedas llegar a ser ya se encuentra dentro de ti. Tú eres el Reino de los Cielos. El Cielo está dentro de ti y tú formas parte de Él. Y no existe nada que pueda separarte en lo más mínimo de tu eterna unicidad con ese estado, en el cual mora una paz tan perfecta que nada de cuanto hayas pensado, sentido, creído o deseado ser puede alterarlo en forma alguna. Ese estado intemporal, completo, perfecto, eres tú. Un estado de perfecta paz, perfecta alegría y amor perfecto, en el que sólo existe un tiempo sin tiempo: el eterno Ahora; y un lugar sin espacio: el infinito Aquí. Los cuales se encuentran siempre donde tú estás, siendo lo que tú siempre has sido, eres y serás: paz perfecta, alegría perfecta, amor perfecto.
Cuando imaginas ser algo o alguien distinto, estás simplemente delirando. Y en tus delirios, ves cosas, sientes cosas, piensas cosas y experimentas cosas que en realidad no existen y que son sólo producto de tu imaginación. Y sin embargo, no te detienes ahí: a parte de otorgarles realidad, les otorgas la cualidad de aparentar tener el poder para afectarte, crearte y alterarte a su imagen y semejanza, desvinculándote y separándote temporalmente a ti mismo del poder mismo con el que las has imaginado y fabricado. Crees que esas cosas, pensamientos, sentimientos, experiencias y mundos te están creando a ti, y que tú eres un producto de los mismos, encontrándote siempre expuesto y sin ningún control sobre sus influencias. Eso es lo que se llama proyección, o más bien, es un producto de la misma. En tu renuencia a aceptar que tú eres el creador de todo cuanto experimentas, una vez creado, proyectas sobre tu creación la responsabilidad, la capacidad y el poder de crear, pensando así que tu creación puede afectarte a ti, y no al revés.
Todo este proceso se deshace fácilmente si simplemente aceptas y asumes, antes que nada, la responsabilidad de todo cuanto sientes y experimentas. Párate a sentirlo, párate a observarlo, párate a acogerlo y aceptarlo como una parte de ti. Detente a sentir la unidad que formas con ello: con tus pensamientos, sentimientos, emociones, percepciones y todas tus experiencias. Siéntelas. Sólo así podrás recuperar el poder que has proyectado sobre ellas, siendo ese el mismo poder con el que las has creado, permitiéndote sentir como ese poder, esa energía creadora, forma parte de ti y es tuya. Es más, ese Poder es lo que tú eres. Es el Poder de tu Consciencia Creadora, el cual es esa misma Consciencia Creadora. El Creador, el Poder de Creación y la Creación son Una Única y Misma Cosa. Aquiétate y abraza la Unidad que formas con Ellas. Acéptalas, siéntelas, disuélvete en Ellas y deja que Ellas se disuelvan en ti: Creador y Creación. Entrégate sin más a vivir tu Unidad con esa Consciencia-Presencia-Ser que mora en ti y que tú eres, abriéndote primero a ser un testigo ecuánime y silencioso de todo cuanto sucede en ti, alrededor y a través tuyo. Y permítete recordarte y reconocerte, reconociéndote en la Unidad que formas con la totalidad de la Creación. Reconócete de nuevo como esa Consciencia-Presencia-Ser que impregna, contempla, abraza y crea todo cuanto existe. Y así como te abres a contemplar todo cuanto existe tal y cómo realmente es, ábrete a contemplar esa Consciencia-Presencia-Ser dónde todo cuanto sucede y existe ES, es decir, a ti mismo, tal y cómo realmente eres.
Ese Todo que es todo lo Creado, eres tú. No una parte, pues no hay partes allí donde se encuentra la Totalidad. Hazte responsable, reconoce tu unidad, con todo cuanto experimentas y eres, y fúndete de nuevo en el abrazo de esa Paz desde la cual te abres a contemplarlo todo, permitiendo que todo se transforme en esa misma Paz, por sí solo. Todo cuanto realmente exista, te será revelado en esa Paz-Amor-Bienaventuranza. Todo cuanto sea una ilusión y producto de la imaginación de tu consciencia, se disolverá en la nada de la cual proviene.
Acepta, siente y Sé. Acepta, siente y Deja Ser. Deja que Todo sea lo que Es, y descansa tú mismo en esa Paz que le concedes a Todo cuanto existe, tal y cómo realmente Es. Y verás y sentirás al miedo transformarse en Amor, al conflicto en Paz y a la tristeza en Alegría, y cómo todas las cosas forman parte de Una Única Cosa, de Un Único Ser, dónde el conflicto es imposible, el miedo un sinsentido y la tristeza una alegría por todo cuanto siempre ha sido, en la perfección de tu verdadera Naturaleza-Consciencia-Existencia.
Tu Creación no tiene límites. Tu Creación no tiene fallos. Tu Creación carece de imperfecciones. Contempla y siente desde esa mirada inocente, ecuánime, silenciosa, desde esa mirada que contempla únicamente la perfección de todo cuanto existe, y podrás sentir la inalterable Perfección que Tú Mismo Eres. Y en esa Perfección a la cual vuelves a unirte, en la cual vuelves a sentirte, en la cual vuelves a percibirte, permite que todo se transforme en esa misma Perfección, dejando que todo descanse en la Unidad Perfecta de la Mente Perfecta del Ser Perfecto que todo lo abraza, todo lo acepta y todo lo ama. Siente, acepta, ama… SE.
Descansa hermano, descansa hermana, en la infinita, eterna, indescriptible e inconmensurable Paz de Ser quien Eres.
Escrito el Jueves 16 de Abril de 2015.